lunes, 12 de octubre de 2020

La cara, el espejo del alma.


Cada vez me gustan y enamoran más las caras bonitas. No las guapas normativamente hablando, no. Esas que miras e inspiran tranquilidad, cercanía, buen rollo.

Para variar, no estoy pasando un buen momento y al ir a ver el avatar de una nueva seguidora en Twitter me ha llenado de ternura.

He roto a llorar y he sentido la necesidad de escribir esto.

Porque estoy un poco cansada del postureo. Porque hoy vi mi cara en el espejo y aparté la mirada. Porque esta chica irradia naturalidad, pureza y una paz mental que para mí quisiera ahora mismo.

Porque querría empezar de nuevo.

Porque no quiero ser más...



Imagen de Elliana Esquivel


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