domingo, 28 de abril de 2019

"Les Todes" sin más... sin menos...


En este cobijo de internet donde voy devanando mi sentir, no podíais faltar vosotros… “Les Todes”.
Una aventura que comenzó de manera fortuita y que se ha convertido en un rinconcito de libertad impresionante e imprescincible…
 La mayor parte de las veces, mi escritura se mueve por impulsos. Y en la vida… uno de mis mayores impulsos estáis siendo vosotros. No tengo sino palabras de agradecimiento ante tanta generosidad. Interactuamos más o menos, según nuestras posibilidades anímicas o vitales. Y es suficiente mostrar una pequeña brecha de dolor, tan solo visible en una nimia palabra, para que os volquéis en un sinfín de mensajes bonitos, imágenes tiernas y palabras de aliento… Cada día estoy más convencida de no mereceros.
Estoy hablando en plural, porque cada individualidad que conforma nuestra pequeña familia, esas 19 almas (las presentes y las ausentes) respiran como una sola que se había roto en varios pedacitos y en este espacio ha logrado armarse… (gracias J.K. Rowling por la idea de los Horocruxes…). De ahí que no importe el país, la zona horaria, nuestros “usos o costumbres”… Juntos somos UNO indefectiblemente…
¿Sabéis dónde creo que radica nuestro éxito? Sí, ya me incluyo por mucho pudor que me dé (añado que en vuestro honor, me acabo de cambiar el Nick de Twitter añadiendo vuestro apodo y estrellita… ¡¡Qué vegüenza, por favor!! Ja ja ja ja). Pues como le decía en privado a una de nuestras integrantes y ya, querida amiga, creo que cada uno tenemos un bagaje vital suficiente como para apreciar este grupo. Lugar donde a veces hablamos de política, otras de consumismo, de música, comida, sexo, letras… ¡¡VIDA!! Siempre con respeto y haciéndonos crecer mutuamente… Sin ambages, sin mesura y SIN CENSURA. Porque ya la vida es demasiado hija de puta e intransigente como para que, al encontrar este remanso de libertad no sepamos apreciarlo…















No sé cuánto durará esta preciosa conexión, pero os puedo asegurar una cosa. Os disfrutaré cada segundo…
¡¡Os quiero “Les Todes”!! ¡¡A todos y cada uno de vosotros…!!

viernes, 26 de abril de 2019

Pienso, luego ¿soy?


Nunca he tenido buena memoria. Pero hoy al ponerse a llover, he rememorado mis tiempos del instituto. He abierto la ventana y he dejado que el agua resbalase por mi cara avivando mis recuerdos… No puedo sino sonreír. A los 16 años, en Asturias, no quería llevar paraguas. Para chula yo. ¡Menuda personaja! Aún llena de complejos, me creía capaz de comerme el mundo. Hoy, que prácticamente carezco de ellos, sé que el mundo me ha engullido a mí. Sí, he de confesarlo, ha podido conmigo.
Cada vez me alejo más de aquella adolescente plagada de inseguridades, manías que rozaban lo obsesivo y que sin embargo era una líder nata. En aquel momento no lo veía, solo lo vivía. Ahora, intento pasar desapercibida. Simplemente intento sonreír a quien me cruzo por la calle. Escucho a quien me lo pide, echo una mano a todo el que la necesite y ADORO a mis niños. Sí, con mayúsculas. Son lo único que actualmente me mantiene cuerda. Hoy estuve jugando con ellos en el recreo. Me tiré al suelo y se me echaron encima como si de una colchoneta se tratase. Oía sus risas y a mí, se me alegraba el corazón. No necesito más.
No me malinterpretéis. Miro atrás y no quisiera volver a esa época, fui una jovencita bastante atormentada (es lo que tiene pensar tanto sobre tantas cosas). Ahora es más tipo “Mindfullness”. Tengo conciencia plena de todo y, aunque eso me hace poder regalar tranquilidad y sosiego a quien me escucha, a mí misma me está generando un cierto desasosiego. Verdaderamente, creo que es algo químico. Por mi edad las hormonas se están apoderando de mí y de mi estado de ánimo. Puedo pasar de la más hilarante de las risas al llanto más desesperado en cosa de 5 minutos… “Cogito ergo sum” que decían los clásicos… Pues en ello estamos, conociéndonos a nosotros mismos hasta el día en que la parca venga a por mí (que tarde, por favor, que tarde muuuucho). Ese es otro tema que me inmoviliza, pero no será hoy cuando lo trate.
Ya escribí el post de hoy…
Hasta mañana…

jueves, 25 de abril de 2019

Hoy, soy yo...


Hoy pienso si habré acertado con cada paso dado en el camino. He luchado. ¡¡Bien sabe Dios que lo he hecho!! Aún sin saberlo, he sudado cada mérito logrado. Siempre le he quitado importancia porque no quedaba otra. Había que tirar para adelante sí o sí. Y hoy, que está todo estabilizado, pienso si mis decisiones han sido las correctas.
Soy un rara avis. No le concedo importancia a lo que considero banalidades absurdas. Quizá debiera hacerlo, ya dudo de todo… Sin embargo, sí echo de menos cultivar otras facetas. Me gustaría haber sido más independiente, más solitaria, más libre de condicionamientos en mis pensamientos y en mis actos. Voy a cansarte, querido lector, lo sé. Últimamente este pensamiento es demasiado recurrente, pero te engañaría si te contase otra cosa, intento ser honesta…. ¿Sabes? Te confesaré un secreto. Me hubiera gustado ser un hombre. Nunca he querido admitirlo, pero no, no somos iguales. Para nada. Siempre os he mirado con cierta envidia, pero no hay remedio. Soy lo que soy. No voy a entrar a detallar por cuántas cosas hubiera querido pertenecer a otro género. No, no voy a hacerlo. Quizá otro día.
No… hoy simplemente, no quiero ser. Para nadie. Hoy necesito ser página en blanco. Escuchar música. Ducharme bajo el agua purificadora y que los vapores sanadores me rediman de inseguridades. Que los perfumes me impregnen del deseo de tantas cosas que se han quedado aparcadas en el camino y que nunca sabré si alguna vez serán… que limpien mi mente de flaquezas, de titubeos, de vulnerabilidades,… 
Hoy soy nada. Hoy únicamente soy yo...

martes, 23 de abril de 2019

Tu gran aliado


El mejor de los amigos “El libro”,
el mayor de los mares la tinta,
el más ligero velero el papel
y la más bella de las ninfas la pluma.

No cabe duda. ¿Cuántas veces hemos cogido un papel y sin quererlo, la diosa inspiración acude a nuestras mentes para ayudarnos a expresar lo que en otra circunstancia no seríamos capaces?
El hombre, por naturaleza, es un cobarde cervatillo que, cuando siente peligro, se acobarda y huye; encuentra refugio y se siente tranquilo, feliz, hasta dichoso de haber podido escapar.  Yo al menos, he podido encontrar ese refugio entre las letras, entre personajes ficticios que poco a poco me rodean y que creo míos, intento imitarlos y aprendo a quererlos.
Conoces lugares, aprendes a viajar, a soñar, a desear… ¡a vivir! ¡Tienes sensaciones inimaginables!, y a la vez, tú mismo puedes ser padre de multitud de criaturas, tienes en tus manos el poder de la creación ¿No es maravilloso?
Poder sentir tuyos a tiernos seres de diversa procedencia, naturaleza, raza o linaje.
Todo esto se consigue únicamente con la fantasía y el corazón. ¡Fantasía!, dirán, ¡qué tontería!, y así, poco a poco, estamos creando un mundo lleno de egoísmo, analfabetos y, lo que es peor de personajes automatizados. No somos hombres, somos máquinas al servicio del capital. Atrayente metal por el cual moriríamos. Y el corazón, sin el cual no existiríamos; es lo único que todavía nos diferencia en parte de las máquinas. Es lo único que todavía despierta en nosotros sensaciones dispares, ya sean buenas o malignas, agradables o pérfidas, es lo único que nos mantiene vivos.
Y parece que luchamos por destruirlo. ¡Remediémoslo! Intentemos crear para conseguir darle la vuelta a todo. Sería sencillo si todos quisiéramos ponerle remedio.
Oviedo, 28-V-89
NOTA. Relato escrito hace 30 años. Lector, sé condescendiente con aquella joven de 16 años. No encontré mejor texto para publicar hoy, el Día del Libro…

domingo, 21 de abril de 2019

Pensamiento recurrente


Cada vez con más asiduidad me encuentro sintiendo lo mismo. Y no es nuevo, releyendo mis escritos aprecio que llevo tiempo buscando mi lugar en el mundo, sin encontrarlo. No sé quién soy. Sé que no puedo sino mostrar mi mejor cara a los demás, no es cuestión de pose sino más bien de no querer importunar a nadie. No querer que nadie sufra por mí. Cada vez más, lloro en silencio… en el silencio de mi habitación interior, que me acoje sin reparos ni cuestionamientos. Donde puedo ser niña, ogro, sombra agazapada para no ser vista o rayo de luz que brilla en el cielo…  Sin dar explicaciones a nadie. Sintiendo, simplemente, siendo. Dejándome llevar sin pensar antes de hablar, sin prever las posibles cuatro jugadas siguientes para tener la partida encauzada… Relajándome un tanto, sintiéndome libre sin tantos convencionalismos… Respirando…
Si lees esto amiga, amigo, no sientas lástima por mí, o sí... siéntete libre de hacer lo que te plazca... es sólo un desahogo…

martes, 16 de abril de 2019

Duerme


Duerme, vida mía. Descansa. Huye de los fantasmas que un día te impidieron hacerlo. Junto a ti, yo velaré tus sueños como he hecho hasta ahora. Como lo voy a hacer siempre. Porque no concibo el mundo si no estás en él. Porque tu sonrisa hace mis pesares más llevaderos. Porque tus abrazos me acarician el alma. Porque tus besos son mi alimento. Porque en los días grises, siempre traes el sol. Porque te amo. Porque sin ti, no soy.



lunes, 15 de abril de 2019

Desahogo

Considero que hoy es un día tan bueno como cualquier otro para volver a escribir.

Siento una angustia vital que no sé a qué se debe pero que me atenaza garganta y estómago y no me deja tranquila. ¡Qué ocurre ahora!
No lo sé. No me entiendo a mí misma. Es un día cualquiera, como tantos otros días cualesquiera… pero a mí no me apetece hacer lo mismo de siempre. No me llenan mis juegos de ordenador, no me apetece ver la tele, ni oír la radio,… tampoco me apetece en absoluto hacer esas tareas caseras que diariamente debería pero que una va postergando para el fin de semana. Y de veras que no sé a qué se debe.
En momentos así me gustaría que existiera el mundo de “Fantasía”. Me estoy dando cuenta que “La historia interminable” me marcó de verdad cuando hace muchos años la leí. Aún conservo ese libro –obtenido en un intercambio en un mercadillo del colegio- como un tesoro. Ya por aquellos años escolares hice una redacción plagiando a Michael Ende y haciendo que objetos de mi alrededor cobraran vida.
Te echaba de menos amigo papel, pero no encontraba momento para “charlar” contigo. Y es curioso, porque con quien en realidad estoy hablando es conmigo. Se ve que no tenía muchas ganas de encontrarme.
Retomando el mundo de Fantasía… ¡cuántas veces me he imaginado en Hogwarts! Siempre he querido ser una bruja como las que salen en los libros. Aunque seguro que si viviera allí me daría cuenta que también los magos y las brujas tienen su vida diaria con sus consiguientes problemas y dificultades que siempre te hacen regresar a la “puta realidad” pero… ¡¿por qué no soñar?! Ya que no cuesta dinero, te diré amigo papel, que me encantaría poder evadirme de vez en cuando con mi escoba voladora hasta Hogsmeade, o al Callejón Diagón, o a tantos otros lugares. Olvidarme que tengo 33 años, rollos mentales interminables y una vida estupenda que se me está escapando de las manos sin darme cuenta. ¡¡33 años!! Considero que soy feliz. Pero también siento cada día que pasa que me falta algo por hacer. Que no he exprimido las 24 horas como debiera y que pierdo el tiempo durmiendo la siesta o viendo la bazofia de la tele (que dicho sea de paso me entretiene mogollón. ¡Qué contradicción ¿verdad?!).
Bueno, por hoy creo que es suficiente. Soy una quejica. Lo sé. Pero he de decir que la garganta apenas aprieta y el estómago ha recuperado su ritmo. Ya casi es hora de cenar.
Me siento mucho mejor, aliviada. Y solo por “hablar” conmigo misma. Os lo recomiendo.
NOTA: 12 años más tarde mi visión de la vida ha cambiado de parte a parte. Apenas veo la tele, salvo en las comidas y de noche, para descansar un poco. Intento disfrutar cada segundo del día y mi mente se ha liberado por completo. Carpe díem…


domingo, 14 de abril de 2019

La biblioteca del señor Linden


Texto inventado a partir de una imagen del libro “Los misterios del señor Burdick” (el título también te lo facilitan).
La biblioteca del señor Linden

Sé que la historia que os voy a contar no os resultará nueva, puede que ni siquiera extraña, pero para mí, que la viví en primera persona… me pareció algo insólito y, francamente, fuera de lugar.
Siempre me gustó ir de visita a la librería del señor Linden. Esa quietud, esa penumbra en los rincones de las estanterías (donde me ponía de puntillas para alcanzar los libros de las baldas superiores), ese olor a libros… había un halo de misterio en el ambiente que me atraía poderosamente.
Por eso, la visitaba cada semana (y si podía, más de una vez).
El señor Linden era un vejete reservado. Estaba invariablemente serio y cuando entraba alguien en su tienda siempre decía: “uhhhhhhmmmm”. Nunca sabía qué quería decir con ello pero, por la forma en que te miraba por encima de sus gafas, no presagiaba nada bueno, la verdad.
Recuerdo que el día en que ocurrió todo llegué a la librería, como de costumbre, a eso de las 17:30 y fui corriendo a la sección “Literatura fantástica” (es la que más me gusta). No vi a Linden, cosa que me extrañó porque siempre siempre siempre estaba “revoloteando” por allí. Había un libro nuevo: “Nunca dejaré de crecer”, de Irup Somar, una autora novel, española creo.
Lo cogí y sin tan siquiera abrirlo, fui a pagarlo para llevármelo a casa; (sí, no os extrañéis, ¿nunca os ha pasado que queréis leer un libro sólo por su título? Pues a mí sí,… ya veis….). Pero como antes comenté Linden no estaba, en su lugar, había una nota que decía “vuelvo en seguida, estoy atrás, en la biblioteca”. Sé lo que estaréis pensando: ¿y deja sola la tienda? ¡¡Ay madre!! ¡¡Que estamos en el siglo XXI!! ¡¡Tenía cámaras de seguridad y, además, cuando se ausentaba, la puerta se cerraba automáticamente y sólo se abría cuando desde dentro pulsaban un botoncito!!, sí, como en las peluquerías de mujeres ¿¿??.
Continúo… ¿En la biblioteca? ¡¡NUNCA hubo aquí una biblioteca, lo sabría!! Y cómo no… allá me fui… Si la librería era bonita… no tengo palabras para describir aquella biblioteca: paredes de madera, olor a… no sé cómo describirlo pero me fascinó, muchas luces y sombras, el mobiliario antiguo… y libros, muchos libros por todas partes.
Linden estaba sentado en un sillón de esos orejeros. Al verme dijo “uhhhhhhmmmm” y con un gesto me invitó a acercarme. Tímida, lo hice y le enseñé el libro que quería comprar. Linden simplemente sonrió y me dijo: “Buena elección, pero ten cuidado cuando te vayas a dormir”.
¿Cuándo me vaya a dormir? ¿Cuidado?... Bueno, serán cosas de la edad (que dice siempre mi madre… )
Pagué el libro y me marché a casa.
Imaginaos entonces lo que pasó… hice mis deberes, jugué un poco a Starcraft, cené y me fui a la cama. ¡Qué le voy a hacer! ¡Yo siempre leo en la cama antes de dormir (si es que me deja conciliar el sueño el libro que tengo entre manos, claro)! ¡¡Y nunca mejor dicho!! Empecé la lectura que había comprado por la tarde y me enganchó, la verdad; ya pensé que iba a ser otra de esas noches en blanco. Pero no fue así. Al llegar al capítulo 7, titulado “La hiedra trepadora”, un extraño sopor se apoderó de mí. Caí fulminada en el acto. ¡¡Qué sueño!! Quería abrir los ojos y continuar leyendo, pero una fuerza desconocida me lo impedía. Así que… pues nada, ¡a descansar! ¡mañana más -pensé-!.
Mientras dormía noté cómo algo me hacía cosquillas y un olor a menta invadía mis sueños…
Al día siguiente la habitación aún olía a menta. Abrí el libro y, a modo de marcapáginas, una ramita de hiedra separaba los capítulos 6 y 7. ¿Cómo? ¿Qué habrá pasado? ¿Cómo ha llegado esto hasta aquí?
Todavía hoy no tengo claro lo ocurrido. Pero, tal y como os decía al comienzo de la historia, de lo que estoy segura es de que se trata de algo fuera de lugar, porque los libros son para leerlos y punto… Aunque también es cierto que los libros son para soñar, incluso despiertos ¿no es verdad?

jueves, 11 de abril de 2019

Como todos los días


Como todos los días, se sentó delante de la hoja en blanco dispuesta a comenzar su relato… Pero como también le ocurría a diario, no encontraba palabras que mereciera la pena ser escritas.
En ese momento, en ese preciso instante, fue consciente de su propia realidad.
El folio en blanco representaba su vida. Anodina, llena de rutinas, trivialidades…
Tic-tac… el despertador suena a las 7:30. Lávate, desayuna, vístete… márchate a trabajar.
Tic-tac… las 15:00h. Vete a casa, come, descansa…
Tic-tac… las 18:00h. Hora de sentarse a escribir.
Tic-tac… las 22h. No llega la inspiración. Cena, ve un poco la tele y un día más llega la hora de dormir.
Cuando se acostó, intentó reorganizar sus pensamientos.
Comenzó repasando su quehacer diario… y se dio cuenta que había hecho lo mismo que ayer y, probablemente, lo mismo que mañana…
Se frustró, se vino abajo… y se rindió al sueño.
Fue entonces cuando ocurrió. Desde ese limbo ingrávido donde todo es posible, algo sucedió, no recordaba qué, pero al despertarse se había transformado…
Se dijo a sí misma que, aunque otros creyeran controlar su persona, ella sería la dueña de su vida, de sus pensamientos, … de su alma. Y luchó con todas sus fuerzas por conseguirlo…
Así, la hoja dejó de ser blanca…
Un día fue rosa, otros días azul, amarilla… Y se fue transformando en una serie de cuentos que hoy conforman el libro “Mi vida es de colores”.
Y tú… ¿te atreves a soñar?

miércoles, 10 de abril de 2019

Reflexiones III


No eras real. Te inventé porque lo necesitaba. Hablaba contigo, reía contigo,… lloraba contigo. No tenías cara definida y sin embargo me hacías tanta compañía… mi alter ego, mi fortaleza, mi complementario. Eras todo lo que ansiaba ser…
Siempre llena de dudas te anhelaba, te consultaba… Cuántas veces no sabía cómo actuar y te preguntaba… y como eras etéreo te hallaba en todas partes: una mirada, una sonrisa,… cualquier gesto en las personas respondía mis interrogantes…
Ahora flaqueo… En ocasiones, ¡¡me siento tan sola!! aunque esté rodeada de gente me encuentro en la mayor de las soledades… Pero lo necesito, lo deseo… Quiero mi propio rincón en el mundo para perderme… ¡cómo me gustaría desaparecer! Hacerme invisible y marcharme lejos,… no necesitar a nadie y que nadie me necesite a mí… Nacer de nuevo, luchar de nuevo,… vivir de nuevo… Asombrarme por todo y disfrutar de cada instante…
Cómo me gustaría librarme de convencionalismos… no ser tan correcta, tan voluntariosa: tan cuadriculada.
Querría decir no al mundo y a quienes habitan en él. Querría ser suspiro, vaho,… lágrima…
Querría evaporarme y quién sabe si algún día emerger…

martes, 9 de abril de 2019

Paisaje


Me gustaría contaros la historia de mi vida… Soy la mota de polvo del comienzo de La Regenta, la pluma que aparece al principio de Forrest Gump,… soy los suspiros que la gente exhala por la ventana de su habitación mirando al infinito.
¿Sabéis qué he visto hoy?
Un paisaje de un verdor impresionante. Unas montañas eternas y una quietud inimaginables de donde venía…
En la ciudad siempre van con prisas, que si un tropiezo por aquí, un disculpe por allá… un sinfín de identidades sin identificar. Anónimos personajes con un montón de historias que nunca se contarán, que nunca se sospecharán,… que nunca importarán.
Porque ya no existe la idea de tribu, de comunidad, de humanidad…
Las personas se cruzan y no se ven…
¡Si supieran qué diviso desde lo alto!
En este maravilloso lugar he descubierto… tranquilidad, soledad, sosiego… parece que el tiempo se hubiera parado. Aquí no hay prisas. Te encuentras contigo misma y te redimes de tus faltas… nada importa. Sólo disfrutar de este momento y de la vida que regala. Porque aquí se respira aire puro, verdad, mirada a los ojos cuando te cruzas con alguien…


Lástima que tenga que seguir mi viaje pero, de momento, voy a disfrutar al máximo de mi estancia aquí. Mañana… mañana será otro día.

lunes, 1 de abril de 2019

Reparadora soledad

Me imagino como un ave desplegando sus alas. Y, durante un breve espacio de tiempo, me lanzo en picado con la única pretensión de sentirme libre. Al igual que Juan Salvador Gaviota, disfruto con el vuelo, me deleito en él y me dejo llevar... ¡Qué sencillo es todo! Aquí no hay preocupaciones, ni problemas ni rencores, ni envidias,... soledad... libertad... de vez en cuando es bueno evadirse y volar durante unos minutos en solitario para, de ese modo, descansar y a la vez reflexionar y, por qué no, ordenar nuestras ideas.

Es igual que sumergirte en el agua y mirando al cielo, descansar... ¡qué silencio tan reconfortante! Aunque, efectivamente, el hombre es un “ser social”, en ocasiones la soledad ¡es tan reparadora! que debería aconsejarse para que nos encontráramos con nosotros mismos para lograr, si fuese posible, ser un poco más felices.



¿Por qué?

Creo que siempre pasa y pasará lo mismo.
¿Qué ocurre? ¿Por qué llegamos a pensar
que todo es nuestro cuando en realidad es nada?
¿Por qué cuando ya te sientes repleto
una irresistible fuerza viene para hacerte el vacío?
¿Por qué pensar? ¿Qué es el mañana
sino el anhelo del hoy?
El futuro es incierto, nuestra vida un suspiro.
Y mientras el gran Dios toma aire,
nosotros nos desvanecemos en pensamientos.

¿Por qué sufrir? ¿Por qué pensar? ¿Por qué…?