Cada vez con más asiduidad me encuentro sintiendo lo mismo. Y no
es nuevo, releyendo mis escritos aprecio que llevo tiempo buscando mi lugar en
el mundo, sin encontrarlo. No sé quién soy. Sé que no puedo sino mostrar mi
mejor cara a los demás, no es cuestión de pose sino más bien de no querer
importunar a nadie. No querer que nadie sufra por mí. Cada vez más, lloro en
silencio… en el silencio de mi habitación interior, que me acoje sin reparos ni
cuestionamientos. Donde puedo ser niña, ogro, sombra agazapada para no ser
vista o rayo de luz que brilla en el cielo… Sin dar explicaciones a nadie. Sintiendo,
simplemente, siendo. Dejándome llevar sin pensar antes de hablar, sin prever
las posibles cuatro jugadas siguientes para tener la partida encauzada…
Relajándome un tanto, sintiéndome libre sin tantos convencionalismos… Respirando…
Si lees esto amiga, amigo, no sientas lástima por mí, o sí... siéntete libre de hacer lo que te plazca... es sólo un
desahogo…
Benditos desahogos, amiga. Agradecida de haber descubierto tus letras, de haberte encontrado a ti. Siempre reconforta saber que hay gente que hace que esta vida merezca la pena.
ResponderEliminarBenditos, Sonia... La agradecida soy yo. Esta aventura "literaria" me está proporcionando ¡tantas alegrías!. La mayor de ellas, sin duda, encontrar el grupo humano al que perteneces... No os merezco...
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