jueves, 2 de mayo de 2019

Día Mundial Contra el Acoso Escolar


Hoy es el Día Mundial Contra el Acoso Escolar. Soy maestra. No hay mucho más que decir, ¿no? Hoy toca hablar de bullying. Lacra asquerosa que nos persigue y que hay que erradicar sí o sí. Aquí no hay discusión posible ni medias tintas. Con cualquier otro tema escucho e incluso puedes convencerme con argumentos, en este tema, NO. Actualmente estoy dando clase en Educación Infantil y os puedo asegurar que no paso NI UNA conducta cuasi agresiva (ni física ni psíquicamente hablando). Creo que la tarea de los docentes es importantísima, al punto que podemos paliar las posibles conductas machistas, retrógradas y de desigualdad que nuestras pequeñas y pequeños viven en su “vida real”. Que por lo menos, cuando crucen en umbral del aula, se sientan a salvo, protegidos, libres de hablar y ser… Pufff, las niñas y los niños me duelen demasiado…
Llegados a este punto, es inevitable para mí acordarme de una preciosa niña que nació en el cuerpo equivocado. Como era pequeña, nadie prestó atención al hecho de que quisiera llevar el pelo largo, siempre se dibujase de princesa desde que tenía uso de razón y le encantase llevar vestidos y maquillarse… Sus padres debían pensar que era una etapa del desarrollo y no le dieron mayor importancia. Yo, en las tutorías, dejaba caer el tema de la transexualidad de la pequeña y su madre me miraba con cara extrañada… What? ¿En serio no lo veis? Fue por aquel entonces que llegó el puto autobús de Hazte Oír a la palestra y la familia debió darse cuenta que su niño no era tal. Que no se le iba a pasar. ¿Qué hicieron? Masculinizarlo externamente (ella seguía teniendo clara su identidad, naturalmente…) Así que, lejos de hacerle feliz, empezaron a prohibirle pintarse las uñas, le cortaron el pelo… Le disfrazaron. Pues cuando en clase tocaban rincones, me miraba y me decía: “¿puedo ponerme tacones?” A lo que yo le contestaba: “Aquí cada uno hace lo que quiere. ¿Tú ves que a alguien le prohíba llevarlos? Pues tú haz lo que te plazca”. Era una niña feliz. Ya está en Primaria y, aunque yo no esté en su centro, sigo su caso (no podemos olvidar que tratamos con seres humanos y es inevitable sufrir y reír con ellos, aunque no los tengamos cerca…) En su familia su madre le acepta, su padre (macho alfa), no… ¿Qué quiero decir con todo esto? Que los dejemos expresarse… Bastante cabrona ha sido la naturaleza haciéndole nacer en un género distinto al que por derecho pertenece. Pienso en todo lo que le espera vivir y se me hace jirones el alma… Lo mejor es que, al menos en su clase, sus compañeros tenían asumido su género (o mejor dicho, les daba igual… “¿Puri, pero fulanito es niña o niño?” yo solo podía contestar… “Pregúntale a ver qué te dice”. Y lo cierto es que la pobre dudaba en su respuesta… ains… Y ya sufrió un par de veces en el recreo con las niñas y niñas mayores. Ella no supo llamarlo acoso, pero esas lágrimas corriéndole por su carita… prefiero no recordarlo…
Yo he tenido la inmensa fortuna de no sufrir bullying pero me ha resultado sorprendente escuchar a personas jóvenes que me rodean comentar sus casos. En ocasiones, compañeras de profesión. Una, diría que la más válida y generosa que conozco, me contó vivencias horribles que me han hecho admirarla aún más si cabe (te quiero muchísimo, AMIGA, tus abrazos me hacen sentir en casa…). Lo que más me duele es que chavales de una horquilla de 18 a 30 años me han hecho confesiones que harían erizar la piel de quien las escucha… Y lo más sangrante, que se quejaban a sus profesores y, en alguna ocasión, incluso llegaron a culpabilizarles a ellos del abuso sufrido… Sea o no verdad… los docentes debemos PONERNOS SIEMPRE DE LA PARTE DEL DÉBIL. Investiga por lo menos, concédele el beneficio de la duda… No son capaces de gestionar sus pesares y si tienen el valor de contar su caso a su maestro, no les cerréis la puerta, por favor, sino abridla de par en par. Ofrecedles vuestro hombro, consejo, palabras,… que sientan que, aunque sea por un momento, pueden vivir una tregua en su infierno particular…
Llevo pidiendo desde hace mucho una asignatura OBLIGATORIA de EDUCACIÓN EMOCIONAL para cualquiera que se dedique a trabajar con niños, jóvenes, adolescentes,…
Y a nuestro futuro solo les pido que confíen en nosotros. Que nos hablen. Que vamos a escucharlos y ayudarlos en todo lo posible… Que vamos a apoyarlos… Que no vamos a fallarles…

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