Pretendía engullirla. Sus dentelladas
eran cada vez más profundas y certeras. Como Sísifo acarreando la piedra en
eterna iteración, se ahogaba en un montón de recuerdos, sentimientos, rutinas,…
años cumplidos.
La idea de haber pasado el ecuador de
su vida, le consumía más tiempo del que nuestra protagonista hubiese deseado. Pero
así era.
Si algo caracterizaba a Phané era su perseverancia y lucha continua. No iba a dejar que la situación pudiese
con ella.
A diario, inventaba un motivo para
salir adelante.
“¿Hoy? Seré una impune rompecorazones”,
“¿hoy? Una deportista empedernida”, “¿hoy? Un ratón de biblioteca”…
Y así, iba inventando personajes y
roles diferentes que acabó desempeñando con maestría…
Por las noches, en la soledad de sus
pensamientos se decía… “¡¡Menos mal que Prometeo volvió para traernos luz!!”
(Continuará...)
(Continuará...)
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